La comarca maragata se sitúa en la parte occidental de la provincia de León, en las últimas llanuras de la cuenca del Duero y a los pies del monte Teleno. Limita al oeste con el Bierzo, al suroeste con la Cabrera y al sur con la Sequeda y tierras de La Bañeza.
Territorio en el que predominan las pizarras negras o azuladas, aunque también están presentes las arcillas arenosas, cantos de cuarzo, arenas y tierras de aluvión. Sus pequeños valles han sido modelados por los ríos que llevan sus aguas desde las montañas maragatas al río Órbigo, con fuerte declive en sus cabeceras. Esta circunstancia fue propicia para la explotación aurífera, que se remonta a las culturas prerromanas, aunque son los romanos quienes desarrollan esta actividad.
Las guerras cántabras y la ocupación de Astúrica Augusta tienen como finalidad el control de estos yacimientos, basando la economía en la extracción y en las actividades vinculadas a la explotación.
El esplendor comienza con la dinastía de Flavio (final de S.I d.C.) y se mantiene hasta el III cuando comienza la decadencia imperial que obliga a las reestructuraciones administrativas y al cierre de las explotaciones.
Pero fue la arriería, el oficio de los trajineros de los caminos, la que proporcionó una seña de identidad imborrable a la región. Durante los S. XVIII y XIX los arrieros se dedicaron al transporte de mercancías entre Galicia y la Meseta. Dicha actividad condiciona la arquitectura del lugar, e incluso la estructura urbana sobre la que se asientan, desde la amplitud de sus calles para el tránsito de carruajes, hasta las viviendas con amplios portones y espaciosos patios interiores.
Aunque existen diversas interpretaciones sobre el origen de la palabra maragato, parece ser que éste tiene relación con la principal actividad que desarrollaron las gentes de este lugar durantes el siglo XVIII. Según Gómez Moreno los maragatos eran mercaderes (mercator, mericator).

Iglesia de Castrillo de los Polvazares
Aproximación al centro histórico
El Camino que seguían los arrieros es el elemento definidor de la villa, siendo su directriz y marcando la geometría del núcleo. La Calle Real, la principal del núcleo que lo recorre en toda su extensión, asume las funciones de calle y de espacio donde tiene lugar la actividad pública. En el suelo piedra, enlosado en el centro y enguijarrado en el resto, y el mismo material en las fachadas, producen una imagen cambiante en función de la luz. A mitad de su recorrido, se dobla una esquina y parte una calle que conduce a la iglesia, delante de la que se abre una plaza. Esta, con ligera pendiente, es el escenario del baile maragato propio de las bodas y fiestas.Sobre una fachada de esta plaza se
encuentra una placa de piedra con la efigie de Concha Espina, en recuerdo de esta autora.
Elemento característico de la zona es la casa arriera-maragata. La casa arriera responde al desarrollo de la arriería. Esta actividad se completa además con labores agrarias y especialmente ganaderas, así como las hilaturas basadas en la lana de su ganadería. El Catastro del Marqués de la Ensenada (1752) señala que los concejos con mayor número de vecinos arrieros son Laguna de Somoza (medio centenar) y Castrillo de los Polvazares (una treintena).
La casa Mallo en Castrillo de los Polvazares, descrita por J.L.García Grinda, responde a la morfología típica arriera que se desarrolla alrededor de un patio-corral, que hace las veces de espacio múltiple para la carga y descarga de productos, y como lugar de estancia para personas y animales. Desde él se accede a las distintas dependencias y
normalmente está empedrado con canto rodado. Consta en planta baja de la camareta o dormitorio de verano, el comedor y el almacén de mercancías, además de alguna cuadra para el ganado mayor. La cocina se sitúa en un extremo y ocupa las dos plantas, con una gran chimenea. Y en la planta alta las habitaciones, y el pajar. En la fachada interior se sitúa el corredor, creando un porche en la planta inferior.
En la fachada destacan elementos como el arco de medio punto, en el hueco del portón de acceso, realizado con dovelas de sillería.
Uno de los elementos característicos de la vivienda son los solados: el empedrado del patio se extiende al zaguán y continúa en sus calles, favoreciendo el tránsito de los carruajes, pues los terrenos arcillosos de esta zona ofrecía dificultades en sus desplazamientos.
Texto de Juan Luis Rivas, Inés Cieza, Javier Encinas y Esther Fernández (Atlas de conjuntos históricos de Castilla y León. Junta de Castilla y León).

Castrillo de los Polvazares en la Maragatería (León)