Sin despertador, sin prisas, con los productos regionales más auténticos, las mejores vistas y, sobre todo, con un día por delante para disfrutar de nuevas experiencias en algunos de los mejores enclaves rurales de todo el territorio nacional.
La cadena de hoteles con encanto Ruralka ha seleccionado los mejores establecimientos rurales para disfrutar, relajada y tranquilamente, de un desayuno como el que no se toma en la ciudad, un desayuno pausado, en muchos casos sin horario y como mínimo, hasta las once de la mañana.
Mas Rabiol (Girona). En esta masía ampurdanesa del siglo XVI los desayunos se sirven hasta las once de la mañana, aunque, previa petición se retrasan una hora más. Las mermeladas se hacen en cocina como antaño, los huevos son de sus gallinas, las verduras de su huerto, los embutidos los trae un payés de la zona y los lácteos son de una quesería cercana. Los bizcochos y pasteles son también de la casa y si alguno se atreve, puede comenzar el día con unos buenos callos o garbanzos para coger fuerzas y visitar las calas y los pueblos medievales de la región.
Cortijo Los Malenos (Almería). En pleno Cabo de Gata, en este hotel genuino las mañanas se hacen especiales. Si hace bueno, lo mejor es desayunar en alguno de sus porches. Selección de aceites, mermeladas caseras, galletas de canela y sésamo hechas en el cortijo, sorbetes de fruta, y cada día una sorpresa: crêpes, croissant relleno, migas… Durante la mañana se organiza con los viajeros el día dándoles las mejores pistas para descubrir la zona: Paseo en barco, excursión en bicicleta, gastronomía…
El Hotelito (Ávila). Hasta las 12 de la mañana se puede desayunar en este privilegiado rincón a orillas del río Alberche, acompañados de una suave música en el comedor. Los huevos,del gallinero de la casa, se fríen en el momento, la fruta de temporada y una selección de dulces nórdicos son, entre otras, las propuestas del Hotelito. El gran ventanal del techo al suelo es uno de los grandes atractivos, donde las vistas a la montaña y al jardín rompen la rutina de la prisa. En la mesa lilas, ranúnculos, rosas, calabazas, nueces o castañas.
La Casona de San Pantaleón de Aras (Cantabria). El amarillo de la vajilla contrasta con el rojo de los geranios en las ventanas, se ve color y luz al entrar en el comedor. Zumos recién exprimidos, como el de kiwi, y fruta cortada al momento para comenzar. Yogur artesano de una granja vecina, miel ecológica de Cantabria y nueces de la finca. Mientras, en cocina preparan el plato caliente, huevos de corral con panceta, tortilla de patatas con embutidos o jamón con queso fresco del valle. Además ofrecen, entre otros productos, pan de hogaza, bizcochos hechos en casa y rosquillas de anís o sobaos de la Vega de Pas.
La Pajarona (Badajoz). Viendo la sierra de Siruela desde el comedor, lo más típico aquí es tomar unas migas de pastor con huevos fritos y un café recién hecho. Un pequeño hotel con encanto, de reciente apertura, cuyo dueño propone en los desayunos rutas de senderismo, cursos para preparar el aguardiente, sesiones de flamenco o una excursión para descubrir la costa extremeña. No hay horarios. Si hace bueno, se puede desayunar en la terraza de las encinas, con la sartén en medio.
Hacienda Señorio de Nevada (Granada). Con un extenso mar de viñedos y unas magníficas vistas de Sierra Nevada, el desayuno de este hotel es uno de los momentos clave del viaje. Música en el comedor, suelos de micro-cemento pulido en tonos morados, chimenea y techos con pantallas de luz dan ambiente único. En la mesa la oferta es amplia: zumos de fruta recién exprimida, huevos de gallinas propias, panes y bollería del horno de su cocina, etc. El horario es hasta las once de la mañana en los fines de semana y entre otras atenciones, la prensa está disponible y gratuita para los clientes del hotel.
Palacio Rural Universitas (Cuenca). En este palacio del siglo XV el desayuno medieval en la terraza es el favorito del viajero: huevos fritos de gallinas propias, bacon, embutido, torreznos, pan tostado con aceite y tomate, zumo de naranja y café. Para el que prefiera el desayuno continental se sirve a su vez, sin límite de horarios, para despertar poco a poco, y tomarse el día con más calma. El trato amistoso hace del desayuno un momento ideal para organizar el día con alguna excursión diferente, como por ejemplo, un paseo en calesa.
El Convent 1613 (Teruel). En este edificio de más de 400 años cualquier momento se hace mágico y el desayuno más. Desde un amplio comedor con vistas al patio de plantas y la fuente, los anfitriones priorizan los productos de kilómetro 0: quesos de granja, jamón D.O. Teruel, pastelería típica como las casquetas, mermeladas elaboradas por el chef, como la de pera y canela o zumos recién exprimidos. También se puede optar por un plato caliente de huevos. Los más madrugadores y los más dormilones no se quedan sin desayunar, siempre se les da una opción, fuera de un horario que habitualmente llega hasta las once de la mañana.
Hotel Rural Urune (Vizcaya). Los anfitriones son unos grandes convencidos de la filosofía slow y esta forma de vida llega también a sus desayunos. Ofrecen la posibilidad de desayunar en la terraza, con una manta, mientras se disfruta del paisaje del valle situado en el corazón de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. La mayoría de los productos son orgánicos, de comercio justo y de la zona: pan de caserío, embutidos de la comarca y frutas, como las manzanas, las peras, las nueces o las avellanas que se recogen en la propia finca.
Castillo de Buen Amor (Salamanca). Un castillo del siglo XV en el que los desayunos se convierte en toda una experiencia en la terraza contemplando el foso, las torres, los viñedos. Entre semana se puede disfrutar en cualquiera de sus salones, originales del XV, en el claustro o en la terraza. Es un desayuno continental que se puede completar a la carta con multitud de extras. El fin de semana, en las antiguas caballerizas del castillo, completamente abovedadas, se sirve un desayuno tipo buffet con productos típicos de Salamanca, como su jamón y repostería, zumos recién exprimidos, etc.