Ubicada en la Plaza Mayor de la ciudad, en el frente de su eje más largo, establece un espacio representativo de primer orden en el lugar marcando el espacio entre las fachadas porticadas y las casas de tipología popular, aunque éstas muy adulteradas en el siglo XX.
Fue financiada su construcción por el Marqués de Astorga y varios impuestos sobre los azumbres de vino. Una reciente intervención arquitectónica le ha alterado diversas dependencias de notable interés ornamentadas en el siglo XIX, como el Salón de Sesiones y la escalera principal.
La fachada principal del edificio es de semisótano y dos plantas con torres rematadas por chapiteles en las esquinas y un cuerpo central elevado de dos alturas, en la inferior decorada con el escudo de la casa real Austria y la superior con espadaña con campana y los dos maragatos, personajes típicos del folclore local. Otras dos campanas sobre forjados de hierro flanquean el cuerpo. Un gran balcón corrido para la asistencia de las autoridades a las festividades se desarrolla por el piso noble corriendo por el frente y por las fachadas laterales. La puerta, en el eje central y marcando la simetría del conjunto, es de arco de medio punto ornada por columnas entregadas de orden clásico; su interior abovedado conducía a la calle del Arco. Entre las torres y el ático se enlazan con contrafuertes-arbotantes inclinados, en rememoración de los de la fachada occidental de la catedral de León, y aquí con limitado carácter funcional de pasillos para comunicarles, y primacía escenográfica y decorativa.

Foto de época del Ayuntamiento de Astorga
Todo el conjunto con sus pilastras, escudos (de Astorga y del Marqués, éstos picados desde la Guerra de la Independencia), cornisas, balaustradas con esculturillas, etc., es buena muestra del barroco prechurrigueresco del siglo XVII diocesano asturicense y muestra notable de los edificios casa ayuntamiento de la provincia leonesa con los de León, Ponferrada y Valderas, todos dentro de la órbita de palacios tipo austria.
Su autor fue el arquitecto Manuel de la Lastra –que también lo era de la fachada de la catedral con la que guarda íntimo parentesco- que fechó el plano y pliego de condiciones en el año de 1675, según los documentos conservados en el rico Archivo Municipal, que en origen se situaba en dependencia propia dentro de la misma casa consistorial, con puerta al rellano de la escalera principal. En 1704 se concluyó lo más importante. Los chapiteles, como los del Ayuntamiento de León, fueron levantados por José Álvarez Laviña en 1730. Los balcones de hierro son de 1739, obra del maestro Francisco García Casellas y Domingo Martínez levantó la espadaña central en 1748.
Los dos maragatos de plomo y el reloj fueron instalados por Bernardo Franco. Fueron reconstruidos por Bartolomé Fernández a principios del siglo XIX. En 1980, por encontrarse en ruinas toda la casa consistorial se inicia una importante restauración que dirigió el arquitecto Andrés Lozano. (Patrimonio CyL – Javier Rivera Blanco)