Situada en una loma, próxima a yacimientos arqueológicos romanos y sobre una villa del siglo IV o V, se levanta esta iglesia sobre un primitivo templo visigodo.
Según una inscripción leída por Risco en el siglo XVIII y hoy desaparecida de podía leer «ya de antiguo consagrado en honor del Arcángel S. Miguel de reducidas dimensiones, caído en ruina después» y que también añadía que el monasterio fue restaurado por el abad Alfonso, emigrado de Córdoba con varios monjes, durante el reinado de Alfonso III (finales del siglo IX).
El edificio que se reconstruyó -según el mismo epígrafe- en sólo doce meses aprovechando parte de la iglesia anterior al aumentar el número de frailes, efectuandose la consagración por el obispo Genadio el 20 de noviembre del 914. Unos veinte años después se amplió con un pórtico en el lado sur. En el 1050 el abad Savarico abrió la puerta que se usa en la actualidad según su epitafio allí inscrito. A finales del siglo XI se erigió la torre románica al oeste conteniendo la capilla de San Fructuoso. En el 1155 la comunidad pasó a depender de la abadía francesa de San Rufo de Aviñón. En 1869 falleció el último prior y el monasterio quedó abandonado.
Se trata del más importante monumento del denominado arte «mozárabe» o de «repoblación», crisol de influencias tradicionales (visigóticas, sobre todo) y contemporáneas (asturianas y cordobesas). Aprovecha restos de las etapas anteriores, como lápidas y ladrillos romanos y materiales visigodos y del siglo IX, constituyendo una verdadera simbiósis de formas y técnicas prerrománicas españolas.

Monasterio mozárabe de San Miguel de Escalada, León / Ayto de Gradefes
Tiene planta basilical, tres naves separadas por arcos de herradura sobre columnas marmóreas con basa, fuste monolítico, capiteles variados con predominio del corintio y collarino sogueado y cimacio para recoger los salmeres. Un iconostasis de tres arcos separa la nave central del crucero, como los espacios público y del clero; toda esta zona se cubrió en el siglo XV con armadura de madera ligeramente elevada sobre los muros originales de manera que dejó los modillones de lóbulos que sostenían el primitivo artesonado volados en vacío. La cabecera consta de triple ábside, rectos al exterior, dentro con planta de herradura y bóvedas de gallones. En el costado meridional se añadió un pórtico con similar arquería de columnas recogida por alfiz.
Destacan la amplitud y diafanidad espacial del interior y la unidad volumétrica del exterior. Otros elementos decorativos coetáneos como frisos de ladrillo en diente de sierra, canceles biselados, celosías, puertas o la ventana geminada del pórtico contribuyen a formular el edificio como gran edificio síntesis de la arquitectura prerrománica española.
El edificio ha conocido importantes restauraciones desde el siglo XIX (Lázaro, Ríos) hasta nuestros días (R. Aroca) pidiéndose señalar diversas campañas en 1874, 1877, 1894, 1946, 1981 y actualmente. (Javier Rivera Blanco -Patrimonio CyL)