En la laberíntica montaña del alto Esla, en la cuenca del río Dueñas, y rodeado de repliegues rocosos se encuentra Lois. En la Edad Media este pueblo es conocido como «Loides» que viene del vocablo latino de «lutum» o lodo. Este nombre vendría impuesto por estar situado junto a un lodazal.
J. Canal, busca el origen en la voz euskera «Loidi» que significa barro. El paso de los celtas por estas tierras dejaron topónimos como El Castro, Trascastro, Corón Bioba, y su presencia se puede confirmar tras la aparición de una lápida vadiniense hallada en este lugar. Entre el valle y el monte, una sierra vestida de césped y poblada de avellanos y espinos, sería el lugar donde se asentaría el clan ibero.
Los romanos conocieron la existencia de minio en las calizas y extrajeron el cinabrio de las bolsas aprisionadas en la mina de Llorada. Utilizaron el mercurio y el minio como colorante de mosaicos y adornos. Con la llegada de los godos se pone fin la actividad de la extracción, y será más tarde cuando conocedores del valor del oro y del minio, el momento en el que otros pueblos más fuertes se apoderaron de estas riquezas.

Iglesia parroquial de Lois, la Catedral de la Montaña (Crémenes, León) / Ayto Crémenes
El nombre de Lois aparece en el año 933, en un documento del monasterio de Sahagún y el de Eslonza, en el que acreditan poseer tierras en este lugar. Desde la Edad Media, Lois forma parte del territorio de Alión, cuyo castillo se alzaba en un cerro a la entrada de la cuenca del río Dueñas. Alfonso XI en su libro de montería, hace referencia a estos montes, y especialmente a los de Llorada, destacándolos muy apropiados para la cacería del oso en verano.
Será en el S. XVI cuando Lois vivió su época más floreciente, albergó a varias familias pertenecientes a la nobleza que construyeron allí sus palacios Existieron en el pasado cuatro mayorazgos, dotados de soberbias casas solariegas o palacios como el Palacio de los Castañones, construido a mediados del siglo XVIII por el obispo D. Francisco Castañón, la casa de los Álvarez, que fundaron el Mayorazgo en 1594, el Palacio de los Álvarez Acevedo, cuyo Mayorazgo fue instituido por D. Diego Álvarez Acevedo en 1668, y el palacio de los Álvarez Reyero, muy suntuoso y con varios blasones y en el que se encuentra la inscripción de su fundación en 1795 por D. Baltasar Álvarez Reyero, Coronel y Regidor Perpetuo de la Ciudad de la Plata en Perú.
En el camino de entrada al pueblo destaca la iglesia, tiene aire herreriano, carece de detalles exagerados y es destacable el lujo de los materiales y lo pulido de sus formas clásicas. (Patrimonio de CyL)
De los sitios más bonitos de la montaña de León
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